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Eccema (dermatitis atópica): síntomas, causas, tipos y tratamiento

El eczema, también conocido como dermatitis atópica, es una afección cutánea común caracterizada por inflamación, picazón e irritación de la piel. Puede afectar a personas de todas las edades, pero es más frecuente en niños. El eccema no es contagioso, pero puede resultar incómodo y causar angustia. A continuación se ofrece una descripción general de qué es el eczema, sus síntomas, causas, tipos y opciones de tratamiento:

¿Qué es el eczema (dermatitis atópica)?

El eccema es una afección cutánea crónica que causa inflamación e irritación de la piel. Se caracteriza por zonas de piel rojas, con picazón e inflamadas que pueden parecer secas, escamosas o agrietadas. El eczema puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo, pero comúnmente se encuentra en la cara, las manos, los pies y detrás de las rodillas.

¿Cuáles son los síntomas del eccema?

El eczema, también conocido como dermatitis atópica, puede manifestarse a través de diversos síntomas que afectan la piel. Éstos son algunos de los síntomas comunes asociados con el eczema:

  1. Picazón (prurito): uno de los síntomas característicos del eccema es la picazón intensa, que puede ser implacable y empeorar por la noche. Rascarse las zonas afectadas puede provocar una mayor irritación e inflamación.
  2. Enrojecimiento (eritema): el eccema a menudo causa zonas de piel enrojecida e inflamada. Estas áreas pueden parecer más oscuras o más claras que la piel circundante y pueden ir acompañadas de calor.
  3. Sequedad: la piel propensa al eccema tiende a estar seca y puede sentirse áspera o escamosa al tacto. Esta sequedad puede contribuir a la picazón y el malestar.
  4. Erupciones: el eczema puede causar varios tipos de erupciones, que incluyen:
    • Erupción eccematosa (eccema): caracterizada por manchas de piel rojas o rosadas que pueden estar elevadas, abultadas o escamosas.
    • Erupción vesicular: ampollas pequeñas llenas de líquido que pueden supurar o formar costras al rascarse.
    • Erupción excoriada: áreas de piel rota resultantes del rascado, que pueden estar en carne viva, supurantes o con costras.
  5. Piel engrosada (liquenificación): Rascarse o frotarse crónicamente la piel puede provocar parches engrosados y coriáceos conocidos como liquenificación. Esto suele ocurrir en áreas que se rascan con frecuencia, como los codos, las rodillas y el cuello.
  6. Agrietamiento y descamación: en casos graves de eccema, la piel puede agrietarse o agrietarse, lo que provoca dolor, sangrado y susceptibilidad a infecciones.
  7. Hinchazón (edema): el eczema puede causar hinchazón de la piel afectada, que puede ir acompañada de una sensación de tirantez o malestar.
  8. Infecciones secundarias: Rascarse constantemente puede romper la barrera de la piel, haciéndola más susceptible a infecciones bacterianas, virales o fúngicas. Los signos de infección incluyen pus, aumento del dolor, calor y enrojecimiento.
  9. Decoloración: los brotes prolongados de eccema pueden provocar cambios en el color de la piel, como hiperpigmentación (oscurecimiento) o hipopigmentación (aclaramiento) de las áreas afectadas.

Es esencial tener en cuenta que los síntomas del eccema pueden variar en gravedad y fluctuar con el tiempo. Además, las personas con eccema pueden experimentar síntomas de manera diferente y algunas pueden tener desencadenantes específicos que empeoran su afección. Si usted o alguien que conoce experimenta síntomas de eccema, es fundamental consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y un plan de manejo adecuado.

¿Qué causa el eccema?

El eccema, también conocido como dermatitis atópica, es una afección compleja en la que participan varios factores. Si bien no se comprende completamente la causa exacta del eczema, se cree que es el resultado de una combinación de factores genéticos, ambientales y del sistema inmunológico. A continuación se presentan algunos factores comunes que pueden contribuir al desarrollo del eczema:

  1. Genética: el eccema tiende a ser hereditario, lo que sugiere una predisposición genética a la afección. Las personas con antecedentes familiares de eccema, asma o fiebre del heno tienen un mayor riesgo de desarrollar eccema.
  2. Respuesta inmune anormal: el eccema se asocia con una respuesta inmune hiperactiva en el cuerpo, lo que provoca inflamación e irritación de la piel. Esta desregulación inmune puede comprometer la función de barrera de la piel, haciéndola más susceptible a irritantes, alérgenos y patógenos.
  3. Disfunción de la barrera cutánea: las personas con eccema suelen tener una barrera cutánea comprometida, lo que permite que los irritantes, alérgenos y bacterias penetren en la piel más fácilmente. Factores como la piel seca, los jabones fuertes, el agua caliente y los baños frecuentes pueden alterar aún más la barrera cutánea y exacerbar los síntomas del eczema.
  4. Desencadenantes ambientales: Ciertos factores ambientales pueden desencadenar o exacerbar los brotes de eczema. Estos desencadenantes pueden incluir:
    • Alérgenos: los alérgenos comunes, como los ácaros del polvo, la caspa de las mascotas, el polen y el moho, pueden desencadenar reacciones alérgicas en personas susceptibles y provocar brotes de eczema.
    • Irritantes: los productos químicos agresivos que se encuentran en jabones, detergentes, champús y productos para el cuidado de la piel pueden irritar la piel y empeorar los síntomas del eccema.
    • Clima: El clima seco y frío puede provocar sequedad en la piel, mientras que el clima cálido y húmedo puede provocar sudoración e irritación, los cuales pueden desencadenar brotes de eczema.
    • Estrés: el estrés emocional y la ansiedad pueden exacerbar los síntomas del eczema en algunas personas, aunque el mecanismo exacto no se comprende completamente.
  5. Factores microbianos: las infecciones bacterianas, virales y fúngicas pueden exacerbar los síntomas del eccema, especialmente en casos de eccema grave o cuando la barrera cutánea está comprometida. Las infecciones comunes asociadas con el eccema incluyen Staphylococcus aureus (estafilococo) y virus del herpes simple (VHS).

Es importante tener en cuenta que los desencadenantes y las causas del eccema pueden variar de persona a persona, e identificar los desencadenantes individuales es esencial para un tratamiento eficaz. Además, controlar el eczema a menudo implica una combinación de modificaciones en el estilo de vida, prácticas de cuidado de la piel y tratamientos médicos adaptados a las necesidades de cada individuo. Si sospecha que tiene eccema o experimenta problemas cutáneos persistentes, es importante consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado.

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¿Cuáles son los tipos de eccema (dermatitis atópica)?

El eccema, también conocido como dermatitis atópica, puede manifestarse en varios tipos diferentes, cada uno con sus propias características distintas. Éstos son algunos de los tipos comunes de eczema:

  1. Dermatitis atópica: esta es la forma más común de eczema y a menudo comienza en la infancia o la niñez. Se caracteriza por piel seca y picazón y puede desencadenarse o exacerbarse por diversos factores, incluidos alérgenos, irritantes, estrés y cambios climáticos.
  2. Dermatitis de contacto: este tipo de eczema ocurre cuando la piel entra en contacto con irritantes o alérgenos, lo que provoca enrojecimiento, picazón e inflamación. Existen dos subtipos de dermatitis de contacto:
    • Dermatitis de contacto irritante: causada por la exposición a sustancias irritantes como jabones, detergentes, productos químicos o productos agresivos para el cuidado de la piel.
    • Dermatitis alérgica de contacto: provocada por una reacción alérgica a alérgenos específicos, como ciertos metales, látex, cosméticos o extractos de plantas como la hiedra venenosa o el roble venenoso.
  3. Eccema Dishidrótico: también conocido como eccema pompholyx, este tipo de eccema afecta principalmente a las manos y los pies. Se caracteriza por pequeñas ampollas (vesículas) llenas de líquido que pueden causar picazón intensa y causar dolor y malestar.
  4. Eccema numular: también llamado eccema discoide, este tipo de eccema se caracteriza por manchas redondas u ovaladas de piel roja e inflamada que pueden supurar o formar costras. Estos parches suelen aparecer en los brazos, las piernas, la espalda o las nalgas y pueden causar mucha picazón.
  5. Dermatitis seborreica: aunque no se considera estrictamente un tipo de eccema, la dermatitis seborreica comparte algunas similitudes con el eccema. Afecta principalmente a áreas del cuerpo con alta producción de sebo, como el cuero cabelludo, la cara (particularmente alrededor de las cejas, la nariz y las orejas) y la parte superior del pecho. Se caracteriza por manchas rojas y escamosas y puede ir acompañada de picazón y descamación.
  6. Dermatitis por estasis: también conocido como eccema gravitacional, este tipo de eccema generalmente ocurre en personas con mala circulación o insuficiencia venosa. Comúnmente afecta la parte inferior de las piernas y se caracteriza por enrojecimiento, hinchazón y decoloración de la piel, a menudo acompañado de picazón y dolor.
  7. Neurodermatitis: también llamado liquen simple crónico, este tipo de eczema se caracteriza por parches de piel engrosados y escamosos que resultan de rascarse o frotarse repetidamente. A menudo se desarrolla en respuesta a la picazón crónica y puede ocurrir en cualquier parte del cuerpo.

Estos son sólo algunos ejemplos de los tipos de eccema que pueden experimentar las personas. Es esencial consultar a un profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y un plan de manejo adecuado si sospecha que tiene eccema o experimenta síntomas similares al eczema.

Tratamiento del eccema (dermatitis atópica)

El tratamiento del eccema tiene como objetivo controlar los síntomas, reducir la inflamación y prevenir los brotes. El enfoque específico del tratamiento puede variar según el tipo y la gravedad del eccema, así como según factores individuales como la edad y la salud general. A continuación se presentan algunos tratamientos y estrategias comunes para controlar el eczema:

  1. Humectantes: la aplicación regular y frecuente de humectantes es crucial para controlar el eczema. Los emolientes ayudan a hidratar la piel y restaurar la función de barrera cutánea, reduciendo la sequedad y el picor. Elija humectantes hipoalergénicos sin fragancia y aplíquelos generosamente después del baño o cuando sienta la piel seca.
  2. Corticosteroides tópicos: estos son medicamentos antiinflamatorios disponibles en diversas concentraciones y formulaciones, incluidas cremas, ungüentos y lociones. Los corticosteroides tópicos ayudan a reducir la inflamación, la picazón y el enrojecimiento asociados con los brotes de eczema. Por lo general, se aplican en las zonas afectadas durante un período breve bajo la supervisión de un profesional sanitario.
  3. Inhibidores tópicos de la calcineurina: estos medicamentos, como tacrolimus (Protopic) y pimecrolimus (Elidel), son cremas o ungüentos antiinflamatorios no esteroides. Se utilizan para el eczema leve a moderado y se pueden aplicar en áreas sensibles como la cara y el cuello para reducir la inflamación y la picazón.
  4. Antihistamínicos: se pueden recetar antihistamínicos orales para ayudar a aliviar la picazón y el malestar causado por el eczema. Son particularmente útiles para controlar la picazón nocturna, que puede alterar el sueño.
  5. Terapia de envoltura húmeda: consiste en aplicar una capa de crema hidratante seguida de una capa húmeda de ropa o vendajes en la piel afectada. La terapia con envoltura húmeda ayuda a retener la humedad y puede ser beneficiosa para los brotes graves de eczema, pero debe realizarse bajo supervisión médica.
  6. Fototerapia: La fototerapia, o fototerapia, implica exponer la piel a cantidades controladas de luz ultravioleta natural o artificial. Puede ayudar a reducir la inflamación y la picazón en algunos casos de eccema de moderado a grave.
  7. Medicamentos sistémicos: en casos de eccema grave que no responde a otros tratamientos, se pueden recetar medicamentos sistémicos como corticosteroides orales, inmunosupresores o agentes biológicos. Estos medicamentos actúan suprimiendo el sistema inmunológico y reduciendo la inflamación en todo el cuerpo.
  8. Identificar y evitar los desencadenantes: es esencial identificar y evitar los desencadenantes que pueden exacerbar los síntomas del eczema. Los desencadenantes comunes incluyen ciertos alimentos, alérgenos ambientales, jabones o detergentes fuertes, estrés y temperaturas o humedad extremas.
  9. Prácticas de cuidado de la piel: Practique hábitos suaves de cuidado de la piel, como usar limpiadores suaves y sin fragancia, evitar baños o duchas calientes, secar la piel con palmaditas en lugar de frotarla y usar telas suaves y transpirables.
  10. Manejo del estrés: el estrés puede exacerbar los síntomas del eczema, por lo que incorporar técnicas de reducción del estrés como atención plena, ejercicios de relajación o yoga en su rutina diaria puede ayudar a controlar el eczema.

Es esencial trabajar en estrecha colaboración con un profesional de la salud, como un dermatólogo, para desarrollar un plan de tratamiento personalizado que aborde sus síntomas y necesidades específicos del eczema.


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Conclusión

En general, el eccema (dermatitis atópica) es una afección crónica que requiere un tratamiento continuo, pero con el tratamiento y la atención adecuados, la mayoría de las personas con eccema pueden llevar una vida sana y cómoda. Si sospecha que tiene eccema o le preocupa la salud de su piel, es esencial consultar con un dermatólogo o profesional de la salud para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento personalizado.

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